18 julio 2013

Volar con la bici (en avión)

Hay muchas maneras de volar con una bici. La primera es un helicóptero que funciona a pedales. La segunda es la ya mítica película de mountain bike Where the trail ends. Y la tercera es la célebre escena de E.T. en la que las bicis echan a volar burlando el cerco policial.

Volando voy, volando vengo...

Ahora que ya estamos nostálgicos, vamos a hablar de algo práctico y cotidiano: cómo viajar en avión con tu bicicleta.

De un tiempo a esta parte, las compañías aéreas han cambiado las normas sobre el equipaje, y los equipos deportivos –bicicletas, tablas de surf, esquís, etc.– que antes solían aceptarse como simple equipaje –siempre que no se superase el total de peso admitido dentro del billete adquirido–, ahora se consideran como “equipos deportivos”, lo que implica pagar un extra al facturarlos.

Cada compañía lo resuelve de modo distinto: algunas incluyen las bicis en la tarifa y otras cobran un extra, que varía en función de la distancia a volar. En este link encontrarás información actualizada y detallada sobre los cargos y condiciones que marcan un total de 15 aerolíneas.

La web skyscanner.es ha realizado un práctico 
cuadro comparativo con lo que cobran 
un total de 15 aerolíneas por facturar la bicicleta

A la hora de elegir, pues, conviene estudiar todos los detalles de la tarifa. Según nuestra experiencia, generalmente lo mejor es elegir una compañía que aunque te haga pagar un extra por la bici, no incluya su peso dentro del límite de 20 ó 23 kg que suelen entrar en el billete.

Hace unos años resultaba realmente complicado que la bici más la caja que la protege –obligatoria en la mayor parte de compañías aéreas–, más el resto de tu equipaje, no superase los 23 kg, con lo que a menudo había que pagar por exceso de equipaje, momento realmente temido porque además de costoso era siempre impredecible. En nuestros últimos tres vuelos con bicis facturadas –para regresar desde Marrakech y Viena, y ahora de ida y vuelta a Islandia–, buscando la tarifa más razonable, elegimos Vueling. Tras estudiar diferentes compañías y tarifas, preferimos pagar 45 euros por bici y trayecto, con la ventaja y la tranquilidad de que el peso de la bici no computa en el peso admitido dentro del billete adquirido, lo que al final supone un ahorro respecto a otras compañías que aceptan la bici dentro del equipaje pero te restan su peso de los 23 kg de equipaje incluidos en el billete.

COMÓ EMBALAR: CAJA, MALETA, BOLSA…

Otro aspecto clave a la hora de facturar bicicletas es el embalaje. La mejor opción en cuanto a protección es una maleta específica. El problemas es, además del elevado precio que tienen, qué hacer con ella una vez llegas al destino, sobre todo si vas a viajar durante semanas o el itinerario no es circular. La alternativa es conseguir una caja de cartón en una tienda de bicicletas. Ambos embalajes son aceptados por la mayor parte de compañías aéreas. El problema de las cajas de cartón es que no siempre es fácil conseguir una caja de la talla de tu bicicleta el día antes de embarcar, especialmente en algunos países en los que no hay tiendas de bicicletas o las bicicletas que se importan son muy sencillas y llegan embaladas en una simple bolsa de plástico. En ese caso, la mejor solución es ir a una tienda de electrodomésticos –televisores, por ejemplo– y cubrir la bici de la mejor manera posible.

De camino al aeropuerto de Marrakech, 
con cajas de cartón para poder embalar 
las bicis antes de facturar

Para estudiar los pros y contras de cada sistema, echad un vistazo a esta web (en inglés, pero realmente metódica) o el también recomendable artículo dedicado a este tema en la web de cicloturismo Rodadas.net.

A modo de sugerencia, sería una gran idea que las compañías dispusiesen de cajas de cartón en los terminales y las vendieran, previa reserva, para que pudiésemos llegar pedaleando hasta el mismo aeropuerto. Aún mejor sería poder alquilar una caja rígida y resistente, una especie de container de medidas estándar, en la que pudieses meter la bicicleta y devolverla al aterrizar en destino. Por pedir, que no sea.